La caída alarmante de la fecundidad en Europa se produjo cuando las generaciones de mujeres nacidas hacia 1930 llegaron a la edad fértil y dispusieron de métodos anticonceptivos seguros. Hasta entonces era preciso un acto de voluntad para no tener un hijo, pero a partir de ahí (segunda mitad de los años sesenta) el acto de voluntad fue para tenerlo. Se pasó del hijo por omisión al hijo por acción. Las sociedades europeas decidieron, en efecto, reducir su descendencia, pero mientras en países como Suecia (con la mayoría de los niños nacidos fuera del matrimonio) o Francia la fecundidad repuntó más tarde (ahora está en 1,6 hijos por mujer), en España siguió cayendo en picado y hoy se mantiene en niveles muy bajos (1,3 hijos por mujer). Los demógrafos estiman que […]
Archivos diarios: 15 enero, 2014
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