El jueves pasado se reunió en Málaga la CEDE (Confederación Española de Directivos y Ejecutivos). Allí hablaron varios personajes públicos, tanto de la Política como de la Economía. Por ejemplo, el presidente de Telefónica, César Alierta, indicó que el conjunto de los directivos españoles es “el mejor activo y la mejor fortaleza de este país”.
Casualmente, ese mismo día el Consejo de Administración de Telefónica aprobó un plan de incentivos a largo plazo destinado a los más altos directivos de la compañía. Según estas previsiones, Alierta podrá recibir en compensación a sus desvelos (aparte de su sueldo anual de alrededor de 14 millones de euros) 506.250 acciones de la Compañía, es decir, 6,2 millones de euros adicionales.
El ingreso anual de César Alierta alcanza así tal tamaño que un funcionario español del máximo nivel administrativo (nivel 30, como un servidor de ustedes), necesitaría trabajar 400 años -toda una eternidad- para igualarlo.
En otras palabras, Alierta –y no es el único directivo con sueldo estratosférico- gana 2.550 veces más que un trabajador con salario mínimo. En verdad, habría que tener la productividad de Dios (creó el universo en 6 días) para justificar sueldos tan grandes.
No es necesario recordar los errores cometidos por esos directivos que tanto alaba Alierta para dudar de la excelencia generalizada que acerca de ellos se predica. En efecto, sus ocurrencias e irresponsabilidades nos han llevado adonde estamos. Para alimentar el escepticismo acerca de las virtudes de esos directivos basta con conocer el sistema de selección de élites que sigue siendo práctica generalizada en España. Aquí se llega arriba en las empresas, en la política, en la universidad… en casi todos los sectores de la vida social fundamentalmente mediante cooptación, lo cual, en términos más vulgares pero más claros se llama enchufismo. Una de las plagas más persistentes de las que sufre la sociedad española.
Así es: en España sigue en vigor la vieja y terrible sentencia según la cual “quien no tiene padrinos no se bautiza”.