Esta noción de las balanzas fiscales –moralmente insolidaria y políticamente incoherente- encierra en sí misma la idea más mentirosa y reaccionaria que imaginarse pueda. Veámoslo:
Lo saben hasta los niños de pecho (pero, al parecer, no los adultos nacionalistas): los impuestos los pagan las personas y no los pagan las regiones ni las nacionalidades ni los territorios históricos. Por lo tanto, caso de hacer balanzas fiscales, éstas serían tal que así: Impuestos y tasas pagados por don José García menos el valor de los servicios públicos (municipales, autonómicos, estatales) recibidos por don José García.
Pero no creo que haya ningún José García que sea tan minucioso o tan insolidario como para evaluar la subvención que recibe cada vez que toma el autobús o el metro, cada vez que va al médico de la Seguridad Social, a lo que García tendría que añadir los servicios policiales, judiciales, funcionariales, educativos recibidos más el desgaste producido por sus zapatos o su automóvil en el empedrado o en la carretera… Pero José García no se entretiene en hacer estos cálculos. Y no se entretiene porque José García es un hombre civilizado y por eso sabe que pagar impuestos es propio, precisamente, de los seres civilizados.
Pero imaginemos, en contra de toda evidencia, que José García es un tarado y, después de hacer esas cuentas, resulta que paga más en impuestos de lo que recibe en servicios públicos. ¿Alguien le haría el menor caso a García si éste se presentara con una pancarta en el nº 2 de la Calle de Alcalá (Ministerio de Hacienda) o en el nº 7 de la aledaña Puerta del Sol (Comunidad de Madrid) o en la Calle de Sacramento (Ayuntamiento) pidiendo que le equilibren su balanza fiscal? Pero García no va a ir por allí con la pancarta porque sabe que si todas las “balanzas fiscales” estuvieran equilibradas, los impuestos no servirían para nada.
Y si al señor García nadie le haría caso en sus extravagantes pretensiones fiscales… ¿por qué coño hemos de perder el tiempo oyendo a los políticos catalanes cuando nos vienen con su impúdica cantinela de la balanza fiscal de Cataluña?