“En la batalla final, se enfrentarán los comunistas con los ex -comunistas”, vaticinó Koestler, el autor de “El cero y el infinito”. No parece que semejante profecía vaya a cumplirse. Por ejemplo, en España, la mayor parte de los ex –comunistas están en el PSOE y, en general, ocupando relevantes puestos en el aparato socialista y en las instituciones públicas. Incluso algunos de ellos no le han hecho ascos ideológicos y se han afiliado al PP… pero también subsiste el macizo de la raza, el PCE superviviente que acaba de celebrar su congreso, haciéndolo coincidir –y ya es mala pata- con el vigésimo aniversario de la caída del Muro berlinés. Congreso en el que ha sido elegido como Secretario general el andaluz José Luis Centella.
A propósito de la caída del Muro, el nuevo Secretario general ha dicho que “los comunistas de hoy no tenemos que pedir perdón por crímenes que, efectivamente, se cometieron antaño en nombre del
comunismo”. Luego añadió que “en Cuba hay personas encarceladas, pero porque han sido cómplices del terrorismo” y una militante de 26 años, Esther López, glosó a su jefe con la siguiente coda: “En Cuba hay menos presos políticos que en España” y como remache afirmó que “La realidad cubana representa la democracia más profunda que yo he conocido”. Tan profunda que no hay forma de sacarla del pozo, añado yo.
Muchos militantes comunistas pagaron con rejas y con sangre su oposición al régimen franquista… pero sus herederos no se han enterado de que la desaparición del franquismo significaba el fin del antifranquismo y a él siguen aferrados… Eso sí, con dos piedras en el zapato que les impiden caminar… Una piedra se apellida Castro y la otra Chávez.
En fin, un viejo chiste soviético resume mejor que un tratado esta “larga y triste historia”: Boris y Sacha pasean por Moscú y Boris pregunta: “¿De verdad crees que el marxismo-leninismo es una ciencia?”. Sacha se le queda mirando y contesta: “Hombre, si fuera una ciencia hubieran experimentado antes con cobayas”.