Desde que en 2008 estalló la crisis, el Gobierno, el Banco de España, las fuentes “generalmente bien informadas” y los propios bancos y cajas no nos han contado más que mentiras acerca de la salud del sistema financiero. La primera de ellas consistió en asegurar que el sistema financiero español era el más solvente del mundo y la última esa otra patraña según la cual, una vez arreglado lo de Bankia, el sistema financiero español quedará en perfecto estado de revista. No va a ser así, porque los bancos -grandes responsables de la burbuja española- fueron quienes “hincharon al perro” a base de hipotecas a personas insolventes o a promotores aventureros, pero también fueron ellos quienes se dedicaron a comprar suelo, a menudo suelo rústico, con intenciones especulativas, valorando en sus balances a precio de oro terrenos que sólo servían (y sirven) para plantar patatas. Una falta de profesionalidad y de previsión que no han pagado con una sola dimisión.
En este desastre financiero resulta paradigmático el caso de Bankia (Caja Madrid), que era un negocio próspero cuya solvencia, antes de la llegada de los depredadores, era modélica, contando además con una clientela fiel en las capas medias de toda España.
¿Quiénes han sido los depredadores en Caja Madrid? Aquellos que desde 1996 y hasta enero de 2010 la han dirigido y, también, quienes, desatendiendo su labor controladora (Banco de España y Comunidad de Madrid), les dejaron hacer mangas y capirotes con el dinero de los depositantes.
El disparate comenzó con la imposición como presidente de Miguel Blesa, una persona sin ninguna experiencia financiera, que se trajo un equipo “a su medida” y se buscó apoyos político-sindicales en un contubernio impresentable entre el PP e IU, con el apoyo sindical de CC.OO. Un pastiche de aprovechateguis en el cual ha brillado con luz propia un turbio personaje (representante de IU), José Antonio Moral Santín, que lleva mandando en la Caja desde hace más de veinte años y ahí sigue, en el cargo, tan campante y “cobrante”. Y esa es otra, porque todos ellos no sólo son corresponsables del desastre sino que han percibido sueldos y gabelas que les han hecho millonarios. Y yo me pregunto: ¿estas gentes se van a ir de rositas? ¿Nadie les va a pedir responsabilidades por sus trapacerías? ¿Dónde está Miguel Blesa? ¿En Miami, al amparo del banco que la Caja compró allí? ¿Qué hacen los suscriptores de “preferentes”, que no les ponen una querella criminal?