En Palencia (13 de diciembre)

ENCUENTRO CON: JOAQUÍN LEGUINA. EL ESCRITOR

 SALÓN DE ACTOS DE LA BIBLIOTECA PÚBLICA DE PALENCIA

13 DE DICIEMBRE A LAS 19:30 HORAS.

Gracias a todos por su presencia aquí. Gracias una vez más a la Biblioteca Pública de Palencia y a su directora María José Sánchez Prieto, por su amabilidad y su colaboración. De verdad que ya no sabemos cómo mostrar nuestro agradecimiento ante la magnífica acogida que siempre nos dispensan.

He de confesarles que tengo una mala y a la vez extraña noticia para ustedes. Hoy en realidad no ha venido Joaquín Leguina. Espero que entiendan lo que quiero decir. Hoy no tenemos aquí al Joaquín Leguina más conocido, al expolítico institucional, como a él le gusta matizar, al tertuliano o al analista mediático, mordaz y contundente. Nuestro deseo era y es hoy compartir un rato con el Joaquín Leguina escritor y también un poco, si él nos lo permite, con el demógrafo y el estadístico, que algo de este saber también nos va a hacer falta. Y esta, por supuesto, es la buena noticia de hoy, que tenemos al otro Leguina, porque siempre hay un otro, a menudo más desconocido y a menudo también más interesante.

Creo sinceramente que, al disponer de poco tiempo, no merece la pena insistir en la parte más conocida y no por ello no menos importante de su biografía. Esto pueden encontrarlo sin dificultad en internet, ese enorme reservorio de información y saber sin amo, donde está casi todo. Pero como acabo de decir, hoy nos interesa el Leguina que lee y escribe.

Y ambas cosas las ha realizado me parece, con pasión y éxito. Joaquín Leguina ha leído mucho, muchísimo diría yo y creo que en esto han tenido alguna importancia los Ateneos que tenía más a mano en Santander y Madrid. Puedo asegurar que no se le ha escapado ninguno de los buenos (Stendhal, Balzac, Stevenson, Céline, London, Flaubert, Benet, etc, etc, la lista es interminable). También ha sido y es un escritor prolífico. Si no me equivoco, y pueden bailar algo los números, desde que publicara en 1985 su primer libro de relatos titulado “Historias de la Calle Cádiz”, cuando ya era presidente de la Comunidad de Madrid, y esto no es un apunte menor, ha publicado veintiséis libros entre novelas, relatos y ensayos y algunos años, como hace poco en el 2014, ha logrado publicar dos. Ahora le preguntaremos cómo lo ha conseguido, pero me da la sensación de que, como decía Ricardo Piglia, para Joaquín Leguina no poder escribir es una suerte de infierno.

Tanto ha escrito y tanto ha gustado, que en una encuesta que he encontrado por ahí, realizada a estudiantes de literatura, casi el 90 % sabía que era escritor y un 51 % opinaba que sobre todo era escritor y después político. Muchos habían leído alguno de sus libros y entre ellos destacaba, como no, “Tu nombre envenena mis sueños”, el primero de su trilogía policiaca (Por encima de toda sospecha 2003 y Las pruebas de la infamia 2006) y que como sabrán, dio pie a la última película que dirigió Pilar Miró en 1996.

Permítanme una broma que no es mía. En una serie televisiva de cuyo nombre no quiero acordarme, uno de sus protagonistas aseguraba que no leía nunca, porque siempre esperaba a que saliera la película. Y lo argumentaba diciendo que si el libro era malo no merecía la pena leerlo y si era bueno, con seguridad, harían la película . Bueno pues en el caso de Tu nombre envenena mis sueños, eran buenos ambos, libro y película.

Disculpa las alabanzas. Llamamos a los autores que nos gustan, les abrumamos a veces inevitablemente con elogios, a sabiendas que éste, el elogio, deja al destinatario indefenso y sin saber qué decir. Parecemos cobistas de aplauso fácil, pero es que hoy toca esto. Hoy entendemos y deseamos que este acto sea una suerte de modesto homenaje a toda una trayectoria literaria, ésta por cierto nada modesta, que comenzó hace aproximadamente treinta y dos años.

Una obra literaria de calidad, inserta y conectada con su contexto histórico y literario, que ha tenido reconocimientos, éxitos de venta y que también ha despertado el interés de los especialistas, con la realización incluso de alguna tesis doctoral sobre su trayectoria literaria. También algún premio, como el de Novela Histórica Alfonso X el sabio, por su último libro “Os salvaré la vida”

No estamos por tanto ante el diletante, ante el político que en sus ratos libres escribe simplemente para entretenerse. Estamos ante un escritor. Un escritor con un estilo, una estética y una voz narrativa absolutamente reconocibles y de calidad. A pesar de que existan rasgos comunes en cuanto a estética y temática con la narrativa de su tiempo, especialmente con el que se ha denominado “el grupo de León, podemos hablar sin exagerar de que existe un estilo leguiniano una literatura leguiniana.

Si existen rasgos comunes como acabamos de decir, también aparecen los singulares e identificatorios que se repiten además en la mayor parte de su obra otorgando a su creación literaria una especie de seña de identidad.

A Joaquín Leguina le apasiona contar historias, él dice que ha escrito las novelas que le hubiera gustado leer, y celebramos que tras leer a Flaubert y comprobar su perfección, no haya decidido abandonar, como ha mencionado alguna vez. Todos lo sabemos, nadie escribiría si se comparara con Flaubert. Y en esas historias, que poseen una estructura narrativa, digamos clásica, esa del planteamiento, nudo y desenlace, donde por cierto el clímax, el cenit de la historia está en la parte final, aparecen elementos que le distinguen, esos que nos permiten deducir que ese libro es probablemente de Joaquín Leguina.

Por ejemplo, en los libros de Leguina, están los hombres y las mujeres de su tiempo y en su tiempo, casi como esas comidas que nos presentan en su salsa. Él lo ha dicho, “los personajes literarios viven en un mundo, un mundo interior, desde luego, pero también en el mundo que los rodea. Quiero como lector conocer esos mundos. Quiero que la novela ocurra, en la tierra o en las galaxias, pero en alguna parte y en un tiempo determinado”. Yo diría incluso que el contexto histórico, que casi siempre se corresponde con momentos decisivos y terribles de una época determinada, es un personaje más en sus historias. Y esa es una de sus virtudes, sus personajes humanos hacen precisamente eso, humanizar la historia pura y dura de hechos y datos. Son como las bellas aves, que con sus cantos y soberbios colores, dan vida a lo abiótico, a lo muerto del paisaje.

Los personajes creados por Joaquín Leguina son nietzscheanos en el sentido de demasiado humanos y a pesar de que él prefiere a los escritores piadosos que tratan bien a sus criaturas inventadas, sus personajes se encuentran casi siempre en situaciones complejas, incluso límite, en conflicto interno, de relación y también con la situación social que les rodea. Esas circunstancias en las que sale lo mejor y sobre todo lo peor del ser humano. Esas cosas humanas, que como dice Fernando Colina, se vuelven cóncavas y terminan siempre decepcionando porque tras todo lo humano siempre se encuentra esperando agazapado el desencanto.

Los personajes y su tratamiento son quizás lo más interesante y singular de Joaquín Leguina. Son tipos sociales absolutamente reconocibles y verosímiles, de clases sociales diferentes, más o menos ricos, más o menos cultos. Hay algo siempre de la dicotomía costumbrismo versus cosmopolitismo en ellos. Personajes que como he dicho, se encuentran en el ojo del huracán de sus vidas, a los que les toca ser héroes o antihéroes, a veces incluso se dan ambas facetas en el mismo personaje, bipolaridad que les otorga mayor interés y complejidad, siendo además habitualmente el héroe el que narra la situación como autor omnisciente.

Sus personajes además, no se mantienen estáticos a los largo de la historia, sino que evolucionan, cambian a raíz de los que les ha pasado y ellos mismos hacen que las cosas cambien con su valor o con su cobardía. Leguina es un escritor de acción, también de memoria y de reflexión, pero sobre todo de acción y por eso no deja parar a sus personajes. Estos tienen en sus novelas una ideología, una forma de pensar y ver el mundo. Son memorables los momentos en los que utiliza con absoluta maestría el monólogo interior como forma de perfilar al personaje y su subjetividad. Porque a este autor le interesa especialmente el individuo concreto, lo que tiene de único, de singular en el ambiente general de la época. Sus personajes desean, quieren algo y a veces tienen prisa por conseguirlo por eso sus novelas son ágiles y muy entretenidas, que es básicamente lo que él busca al escribir.

Para mí sin duda, los personajes más interesantes en toda su obra son los femeninos, con frecuencia modernos, intelectuales, cultos, libres, también en el amor (muy importante el tema del amor en la obra de Joaquín Leguina). Personajes femeninos además, con una fuerza que les permite luchar contra el papel que les asigna la sociedad y que también se comprometen políticamente. Estoy hablando de Luisa Buendía, Paquita Vió o Amapola Rodríguez, la hija de Melchor Rodríguez, el ángel rojo, protagonista de su último libro, “Os salvaré la vida”.

Por último podríamos mencionar otros rasgos muy del naturalismo narrativo: las descripciones de la ciudad, sobre todo Madrid, de los lugares, de las calles, de los bares y restaurantes, de los cines. En definitiva el ambiente en donde vive el hombre normal, al que por cierto, le hace hablar como corresponde, con esa complicada sencillez tan leguiniana. Hay algún autor que me fascina y cuyo nombre voy a omitir, que siempre hace hablar y pensar a todos sus personajes de la misma forma. Al contrario, con Joaquín Leguina el panadero no habla como el matemático y el policía tampoco como el ingeniero. Para mí mejor así.

Y yo ya me callo. Ahora te pasamos a ti Joaquín la palabra para si te parece bien, hagas una primera intervención y después con tu permiso, comenzamos una ronda de preguntas, que esperemos, ilusos nosotros, nunca te hayan hecho. Gracias y adelante.

Gracias Joaquín Leguina por acompañarnos hoy. Esperamos que te hayas encontrado a gusto con nosotros.

Y para terminar les recuerdo que pueden informarse de las actividades y actos del Ateneo en Facebook, Twitter y en la web http://ateneodepalencia.com/, web que les animo a visitar.

Muchas gracias a todos y Larga vida al Ateneo Científico, Literario y Artístico de Palencia.

Enrique Gómez Crespo

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