FAISANES Y OTROS PÁJAROS

AVESQue un juez instructor de la Audiencia Nacional “empapele” a tres altos funcionarios del Ministerio del Interior por hechos derivados de su actividad contra-terrorista no es nuevo en España, aunque sí lo sería en los EEUU, en el Reino Unido o en el resto de países desarrollados que han sufrido o sufren esta lacra del terrorismo. (Preguntada la Sra. Thatcher en los comunes acerca de quién había matado en Gibraltar a unos terroristas  del IRA, respondió: “Yo. Yo he disparado”. Y a nadie se le ocurrió empapelarla).
Sería chusco si no fuera hiriente que a estos tres policías (“caso Faisán”) se les acuse de un delito de colaboración con banda armada, hecho que sólo se entiende en el campo circense (“más difícil todavía”) o en el de esa estupidez post-moderna llamada record Guiness. A mí, como a cualquier persona informada y con sentido de Estado, este asunto del faisán me parece un ataque contra el sentido común.
Según la acusación que se les hace, los tres altos responsables de la lucha antiterrorista alertaron a unos extorsionadores etarras de que se les iba a detener, con lo cual los pájaros consiguieron tomar -de momento- el olivo (y fueron detenidos más tarde).
¿Y por qué se les avisó para que huyeran si se les iba a detener más tarde? Quizá porque en aquel momento el Gobierno estaba negociando con ETA un “proceso de paz” (fallido como todos) y, probablemente, no quería meter más presión en la olla…, pero cuando los etarras pusieron las bombas en la T4 rompiendo así la tregua pues se encerró a los del “Faisán” y ahí siguen (eso espero).
Se puede estar en desacuerdo con la “negociación”, pero habrá de admitirse que todos los Gobiernos lo han hecho. Y si un representante del Estado se sienta en la misma mesa que un etarra, ¿no  está colaborando ya con una banda armada? ¿No le es exigible que, de inmediato, coja el teléfono y llame a la Guardia Civil para que detenga ipso facto a su interlocutor? ¿No tiene derecho el Gobierno a un margen de maniobra durante tales trances?
Si le hiciéramos estas preguntas al juez instructor del “caso Faisán” habría de responder según su estricta lógica “Sí” a las dos primeras y “No” a la última. Lo cual equivale a decir “que prevalezca la Justicia y perezca el mundo”, santo y seña de cualquier justiciero.
Estamos ante un absurdo dejà vu donde aparecen los mismos pájaros de siempre: Pedro J. Ramírez, seguido por un juez y por un partido (el PP) que cae sistemáticamente en el pecado de las “malas compañías”. Repetición de la jugada que esta vez –eso espero- no les saldrá bien.

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