Los predicadores

Publicado en El Siglo

Entre las cosas  -todas malas- que la crisis actual ha traído consigo destaca una percepción muy extendida: la mala calidad personal, cultural, profesional… de las élites españolas. Según se deduce de muchas opiniones, convivimos, por ejemplo, con políticos iletrados que se codean con empresarios defraudadores, quienes cobran unos sueldos astronómicos por echar gente a la calle. Pero -¡qué casualidad!- estas caricaturas no le tocan un solo pelo a quienes nos cuentan –muchas veces con gran recochineo- los defectos que adornan a los demás. Me refiero a los directores de periódicos, radios y televisiones, a los columnistas y a otros “hacedores de opinión”, todos ellos ingresados últimamente en la orden dominicana, es decir, en la de predicadores.

Pondré un ejemplo significativo: el de Jesús Cacho. Este periodista “independiente” publicaba el pasado 4 de abril de 2013 un artículo titulado “El Presidente Rajoy ante el Rey Eduardo VIII” y, entre otras cosas, decía allí lo siguiente:

»La calle ha dictado ya su veredicto. Tras décadas en Babia, el español medio se ha sentido engañado en esa pretendida ejemplaridad (del Monarca) cuando ha podido atisbar la auténtica dimensión del desastre que se esconde entre las encinas del monte del Pardo […] el único camino que hubiera podido rescatar a la Familia Real del desastre que supone esta imputación (de la Infanta) sería haber mostrado un escrupuloso respeto a la decisión del juez Castro… De eso va la enfermedad española: de una crisis institucional de caballo, y de un régimen agotado, consumido por la corrupción […]. Un asunto que pasa por una reforma en profundidad de la Constitución del 78, que necesariamente deberá incluir una consulta a los españoles sobre la forma de Estado. Desengáñense tirios y troyanos: esto está acabado […]. El mal ya está hecho y el deseo de taparlo, el intento de los dos grandes partidos de negar la evidencia sólo conseguirá colocar el país ante un callejón sin salida, dando pie, entonces sí, a soluciones nacidas de la desesperación más que de la inteligencia.

Hace algunos años, Jesús Cacho, que siempre ha tenido vocación de Savonarola, y su entonces amigo, el director de El Mundo (un amoral que pretende dictar lo que es y lo que no es ético), predicaban no en contra del Rey, como ahora, sino a favor de dos héroes de la época (que luego resultaron ser dos estafadores condenados a largas penas de cárcel), Javier de la Rosa y Mario Conde.

Bajo el cursilísimo título “La rosa de don Javier florece en diciembre” (El Mundo, 29-XII-89) Cacho escribió:

»¿Dónde aprendió Javier de la Rosa ese sexto sentido para los negocios, para las grandes operaciones financieras?… él sí ha revolucionado el panorama empresarial y financiero de este país y en dos años ha hecho más cosas que toda la clase empresarial en los últimos cuarenta… en Wall Street tendría seguramente estatua a su nombre… Es el salto adelante de un financiero que quiere… ingresar en la corta nómina de los pilares de la sociedad civil, sacudiéndose el padrinazgo del poder político, vencidos los temores hacia los poderes fácticos de la prensa, cierta prensa, y su magnate… Es la hora de Javier de la Rosa.

Un ditirambo untuoso que Cacho publicó (¿y cobró?) cuando ya eran notorias las andanzas del señor De la Rosa en la banca Garriga Nogués.

Pocos días antes, en el mismo mes de diciembre y con ocasión de presentar su libro “La Rosa y e1 Capullo”, el director de El Mundo había clamado “contra la mezquina ética del dinero” (El Mundo, 12-XII-89) y un mes después (El Mundo, 2-I-90) ese periódico elegía a “50 españoles hacia el año 2000” y entre ellos figuraban Mario Conde y Javier de la Rosa. Del primero se escribía: “el presidente más joven de la gran banca podría convertir su grupo en el más importante del país”, y del segundo: “el hombre de K1O en España se ha convertido en un auténtico magnate de las finanzas”. El mes siguiente (El Mundo, 7-II-90) de nuevo Jesús Cacho que, al parecer, tenía su corazón dividido entre dos amores, informaba (se trataba del enfrentamiento entre los Albertos y Conde) de que “al borde del abismo estuvo el gallego (Conde), víctima de la más amplia operación de acoso y derrivo (sic) jamás montada en la historia económica de este país, operación en la cual los primeros (los Albertos)jugaron el papel de testaferros del Poder socialista”.

Creo que la calaña de los predicadores que en estos tiempos de zozobra andan muy decididos a echar basura sobre el Jefe del Estado queda retratada con las “aportaciones” que se acaban de reproducir. Pero ahora, cuando nuestras circunstancias y las condiciones generales del país son peores, los dos vuelven a la carga y a ella se suma mucha gente tan “indignada” como justiciera, ayudados, eso sí, por unos juzgados que son los más lentos de la galaxia y que de esta manera mantienen los escándalos vivos durante décadas sin atreverse, además, a meter –aunque sea preventivamente- en chirona a personajes como el tal Bárcenas o al verdadero instructor (a base de e-mails) del proceso contra Urdangarín que se tramita en Mallorca. Me refiero a un tipo indecente y traicionero llamado Torres.

¿Es que nadie se da cuenta de que tener encendida esa vela mediática a base de procesos que duran más que las comidas de “El Buscón” (“comieron una comida eterna, sin principio y ni fin”) lleva al descrédito nacional? ¿Nadie va a pedir responsabilidades cívicas a los periodistas que nos informan de cosas terribles que después resultan falsas?

Daré un par de muestras de esto último:

»Muchos bancos internacionales, como JP Morgan, Bank of America o Merrill Lynch, llevan meses impidiendo que sus directivos en España den un crédito a empresas de primer nivel, incluidas varias de las primeras del IBEX 35.

O esta otra:

»Cuesta creerlo, pero fuera de España los avales de entidades como BBVA, Banco Santander, Caixabank o Banco Popular no son aceptados […]. Es el precio que se paga por ser o estar en un país corrupto, de dudosa credibilidad.

Son ataques mentirosos que no vienen de los “objetivos y neutrales” periódicos británicos ni del populista alemán Bild. Son noticias falsas que salen de mentes que se dicen españolas. Y a este propósito permítanme una coda en forma de pregunta retórica: ¿a cuento de qué viene que un periódico -siempre maniático pero antaño bastante serio- como El País nos obsequie con unas fotos de hace veinte años donde aparece el actual Presidente de Galicia en traje de baño junto a un personaje, condenado por narcotráfico mucho después de que se hicieran esas fotos, donde se le ve también en paños menores? ¿Trata El País de decirnos que son dos homosexuales que se niegan a salir del armario? O quizá rinde con esto homenaje a aquel cronista que anunciaba una violación de esta guisa:

»Ayer por la noche una joven fue violada a la altura del número 28 de la calle Toledo. Por cierto que en la calle Toledo tiene su domicilio el Sr. XXX, que es Ministro de Agricultura.

Lo que Miguel Ángel Aguilar, que es físico de  profesión, llamó en su día “acusación por proximidad física”.

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