MARAVILLAS

La crisis sigue, así lo muestran los datos conocidos durante la pasada semana: caída del PIB en el tercer trimestre (-0,24 por 100) y, sobre todo, hundimiento del consumo familiar, aparte, claro está, de la bajada en la inversión… pero esa caída del consumo familiar no arredró al Gobernador del Banco de España, que repitió en el Congreso su cantinela de siempre: “moderación salarial”, eso pidió. Vamos, que hay que bajar los salarios reales… aunque con ello baje el ya deprimido consumo familiar, añado yo.
 El Gobernador -pese a venir expresando sus ideas conservadoras desde hace muchos años- es hombre “del Partido” y ha contado con la confianza FG de Felipe González y de Rodríguez Zapatero, sin que sus conmilitones, los diputados socialistas, le hayan llevado nunca la contraria.
La mentada semana ha visto, y no sin sorpresa, cómo Luis del Rivero, el Presidente de Sacyr, se disponía a vender su participación en Repsol YPF a la empresa rusa Lukoil.
 Mas este enredado asunto de la conexión rusa no ha interesado a los diputados socialistas ni al Comité Federal, que se reunió el sábado 22 de noviembre. Allí estaban para oír al líder desgranar su enésimo “paquete de medidas”, cuya financiación, por cierto, no se contempla en los Presupuestos Generales que se están tramitando en las Cortes.
Además de escuchar y de aplaudir, los miembros del Comité Federal aprobaron una resolución política. En ella, según se leyó en El País “el Comité Federal del PSOE defiende una economía de mercado no egoísta”. Estamos, pues, ante un nuevo modo de producción: “el capitalismo con valores”. En efecto, en la resolución puede leerse que “Nos sentimos orgullosos de un Gobierno que defiende una economía de mercado basada en valores”. Claro que –digo yo- el capitalismo siempre se ha basado en valores… valores que cotizan en Bolsa.
Por otra parte, leyendo la mentada resolución nos enteramos de que “el Gobierno de España, con José Luis Rodríguez Zapatero a la cabeza, ha liderado una auténtica ofensiva para impulsar la reactivación económica mundial” (¡Qué maravilla!).
 Y mientras algunos notables socialistas se dedican a diseñar ese insólito y novedoso modo de producción (sin egoísmo), sí tuvieron tiempo para darle un coscorrón a José Bono por una gravísima desviación ideológica detectada en el Presidente de las Cortes: la de acoger una propuesta del PP acerca de una placa conmemorativa en honor de una monja (Sor Maravillas) que, nacida en una casa cuyos terrenos ocupa hoy el Congreso, fue canonizada por Juan Pablo II, elevándola así a los altares. Pareciera, pues, que el “nuevo” socialismo propende a confundir el laicismo con el anticlericalismo, cosa, esta última, mucho más primaria.
Si las placas conmemorativas han de servir para honrar a las personas que alcanzaron en vida la excelencia dentro de su oficio, Sor Maravillas merece esa placa… a no ser, claro está, que el “nuevo” socialismo consista en reescribir la Historia: ¿Van a dedicarse a quitar los nombres de los santos de las calles y de las plazas? ¿De todos los santos, menos de Sant Jordi que, aunque no fue santo, es figura muy venerada por los catalanistas de toda condición?
 Salgo de casa en busca de trabajo para iconoclastas y veo a mi alrededor, en un radio no mayor de 500 metros, calles cuyos nombres agotan el santoral, a saber: Amor de Dios, Jesús y María, Magdalena, San Carlos, San José, San Agustín, Los Abades, Santa Isabel, San Simón, San Ildefonso, San Millán, Santa Ana, San Cosme y San Damián, La Paloma, Ángel, San Francisco, San Eugenio, Santa María… Larga labor  de desbroce y eliminación de placas les espera a los militantes del “nuevo” socialismo.
Y mientras ellos se dedican a tan elevadas tareas, otros, menos ambiciosos, preferimos ocuparnos de cosas más pedestres. Por ejemplo, de intentar arreglar el entuerto que encierran algunos datos elocuentes y como muestra, un botón: mientras que la renta de los asalariados respecto al PIB decrecía ya antes de la crisis (representaba el 48,1% en el primer trimestre de 2004 y bajó hasta el 46,3% en el tercer trimestre de 2007), a la hora de pagar el impuesto sobre la renta (IRPF), los asalariados, ellos solitos, siguen apoquinando el 90% de todo lo que pagan a Hacienda los españoles por ese concepto… y para ellos, para los asalariados, las cosas no irán a mejor, sino a peor a causa de la crisis.
Lo dicho: urge “un capitalismo no egoísta”, pero urge mucho más un baño de realismo y unas gotas de coherencia y de decencia intelectuales.

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