En 2013, el déficit producido por las pensiones en la Seguridad Social (cotizaciones menos pago de pensiones) fue de 44.467 millones de euros, el 4,4% del PIB español. Si ese déficit respecto al PIB se calcula para cada Comunidad Autónoma, esas proporciones se disparan en el norte de España: 12,4% en Asturias, 7,0% en Galicia, 6,8% en Cantabria, 5,0% en el País Vasco y 6,7% en Castilla y León. Por su parte, Navarra tuvo un déficit, vía pensiones, del 2,9% de su PIB.
En términos absolutos, el País Vasco (3,1 miles de millones) y Navarra (500 millones) tuvieron un déficit de 3.600 millones de euros, que el Estado cubrió vía impuestos. ¿quién pagó esos impuestos? Pues todos los contribuyentes españoles excepto los vascos y los navarros. Gracias a su sistema foral, vascos y navarros no pagan ni un euro a la hora de cubrir los déficits de la Seguridad Social en aquellos “territorios forales”, pues el “cupo” que Euskadi y Navarra pagan al Estado (en verdad, una cantidad ridícula) no destina un solo euro a cubrir el déficit de las pensiones. En otras palabras: que al privilegio foral se une el escarnio de unas pensiones deficitarias que tenemos que pagarles a vascos y navarros el resto de los contribuyentes españoles.
En Cataluña, durante 2013, las pensiones generaron un déficit de 6.700 millones de euros que fue cubierto, claro está, con los impuestos del conjunto de los españoles (menos los vascos y los navarros). Déficits a los cuales jamás aluden los “finos” economistas que peroran al servicio del separatismo catalán, cantando y contando las delicias de la independencia. Mentiras que en román paladino se traducen en ese mantra según el cual “España nos roba”.
Lo que no se puede entender es que ante estos déficits el Estado y los grandes partidos callen y no les restrieguen por el rostro estas cifras a los separatistas, ya sean gallegos (7% de su PIB), vascos (5%) o catalanes (3,5%). Mientras eso no se haga, nos seguirán tomando por necios.