La afición española a los debates inútiles la ilustra mejor que cualquier otro ejemplo la fábula de aquellos conejos que no se ponían de acuerdo en si quienes los perseguían eran galgos o podencos. La última muestra de esta plaga lleva ya tiempo en el candelero y gira en torno al “culpable” de la actual crisis. ¿Somos nosotros los culpables o es Alemania quien nos tiene con la soga al cuello? Discusión inútil, pues no hace falta ser un Keynes para saber que la responsabilidad es –fatal y desgraciadamente- complementaria. De una parte, los bancos y cajas españoles, las grandes y pequeñas constructoras y un Estado “alegre y confiado” dirigido por aficionados. Por otra, el optimismo financiero, las chapuzas bancarias y el dinero fácil nos han llevado a donde estamos.
Y Alemania tampoco está exenta de culpa en ello. Bastaría para demostrarlo con leerse el informe de Volver Krey que valoraba los activos tóxicos de la banca alemana en más de 600.000 millones de euros, o la condena del Deustche Bank por parte de la Corte Suprema alemana a causa de las malas prácticas del banco en el mercado de derivados financieros.
Mas, sea como sea, resulta que hoy los países miembros del UE están divididos en dos clases: acreedores y deudores. Y los acreedores son los que mandan, Alemania el principal de ellos. Conforme a las políticas actuales, los países deudores pagan primas de riesgo cuantiosas para financiar su deuda estatal, situación que no sostenible. ¿Y cuál es la solución? No lo sé, pero sí sé que la lentitud y el tira y afloja actuales no lo son. Quizá la mejor solución sería la que propone Soros: que Alemania se vaya de la UE.
»Si Alemania se marchara, el euro se depreciaría. La carga de la deuda seguiría siendo la misma en términos nominales, pero disminuiría en términos reales. Los países deudores recuperarían su competitividad porque sus exportaciones se abaratarían y sus importaciones se encarecerían. Además, se apreciaría también el valor de sus propiedades inmobiliarias en términos nominales, es decir que valdrían más en euros depreciados.